martes, 22 de marzo de 2011

qué risa


Hombres
Asombro
Escombros
Último estertor.
Derrumbe
Tumbas.
¿Destronaste ya a la falsa reina?
¿Descubriste que todo puede desaparecer en un minuto?
¿Ah, no? Ah...
Entonces te preparaste un rico caldo de problemas ajenos
que en catódicas dosis fue el perfecto antídoto.
Dormiste tranquilo.
¿Te peinaste?
¿Lloraste?
Lo que el día anuncia lo desmiente la noche.
(Qué fábula indigesta ésta, cáustica
que desconoce al individuo “¡¿Yo?! ¿Y eso qué es?”
desliza).
Está bien, fulanísimo, tranquilo…
Tenga nombre. Pero
lo nuestro es un secreto a voces, y grita:
Pasamos por aquí.
Antes de aprender nos tragamos todas las fichas.
Escribimos un libro de quejas ¡Si parecían confites!
Una sombra nos pisa los talones
sin cesar y sin ser cierta.
Mientras nos cansamos queremos congelar lo que no existe
el tiempo.
Mientras resbalamos queremos aferrar lo que no es nuestro
la vida.

jueves, 17 de marzo de 2011

fugaz



Víspera
hibernar tejiendo despedida.
Carácter
no avisaste que no quedaría nada.
Desazón
la mancha de la distancia se estira hasta mis pies.

Íntimo
fruto de los días buenos.
Estéril
el revés de la memoria que pregunta.
Desertor
e inhóspito el refugio desaparecido del cariño.

Sálvame
prefiero no mirar.
Escondo
la pena vestida de rabia.
Terminó.
Entrego la llave de lo que ya no me espera.

lunes, 7 de marzo de 2011

lo que no fue



Los edificios altísimos

se inclinaban hasta tocar el suelo con sus terrazas

se doblaban haciendo estallar las ventanas.

Los gigantes colapsaban muy cerca mío, sin tocarme, lentos.

Una vez más en esa casa en la que no creció el amor, me sueño

para espiar cómo hubiera sido, verme paralela sombra mía,

no reconocerme y volver pronto ya despierta.

Los lugares de los que me fui siempre me persiguen con mensajes.

Allí donde dejé de amar es un lugar que me interroga

como si una flor viva y una muerta dialogaran.

miércoles, 2 de marzo de 2011

hacia el otoño




No es que sople el viento
es que el mar me sigue hablando.
Mojados los adoquines
me parecen olas quietas, me sigue hablando.
Ya estoy lista para el otoño ladrón
no me agarrará desprevenida,
cierro el corazón antes del saqueo
sé que el sol cambiará completamente
hasta oxidarse.
No me caí,
es que me inclino hacia la noche
prefiero derramar su tinta china
si aquí
de día no hay gaviotas.