domingo, 29 de mayo de 2011

¿cuén?

Dibujo de Oki Flesca


Andaramos genuflexivos la trayecta
devosos, rumisos, melanquidos.
Desendero de caviludas instantivas.

Solloramos adiosos y desholas
con la osafrenta languidosa
para renvolver la desvelancia.

Sorbebemos alún el infraviento
el propio densistema enveneglorio
soloñándolo importoso. Genuicidio.

Restéreos infrustivos las poesiduas
que tal difango mortiyoico resuvitan
pretundiendo la cúspila artinomia.

domingo, 22 de mayo de 2011

ser querida


Mi acolchado llora plumas por todas sus costuras. Eras
un puñado del sol de la tarde que se arrimaba despacio
a desplomarse prudente cerca mío.
El agüita en tus ojos se fijaba en los míos, me distraía del libro
y nos mirábamos. Azul
cálido azul.
Tu hora era conmigo.
Toda toda suave gris
y toda mía. Abrazabas. Con tus patas persuadías al calor de mi mano hacia tu panza,
te estirabas subiendo hasta mi beso, lo empujabas, hacías saber el cariño
con fuerza y forma casi humanas, tanto
que sumergida en tu olor me volví hocico.
Llegaste tan pronto a mi planeta
que no pude evitar darte un idioma y así en el borde
del delirio, entre yo gata y vos persona, entre yo pequeña y vos enorme
hablaste de la vida, del qué me importa y de lo urgente. Hablaste
a través mío tanta risa, tanta ironía, tanta ciencia.
Y del verdadero amor, hablaste. Eras tan cierta,
decías lo que nadie dudaría.
No sé dónde te fuiste. No inventé un cielo
porque es tan verdadero que no estás, que no es consuelo pensarte
en otra parte. Sí quisiera
que todo fuese tibio, filamento de luz similar al que irradiabas.
Que si de mí dependiera
irías a un mar de siestas
como aquellas que tuvimos tan perfectas
de sol que salpicaba en la ventana, centelleante
a través de las hojas del otoño. Sin arriba ni abajo, sin reloj
en morronga modorra para siempre.

domingo, 8 de mayo de 2011

la puerta


La brújula deseo no me es dada.
Nunca voy a saber para qué habré venido.
Esta es mi particular distrofia. Comprobada,
la crónica pérdida del rumbo
la caída de todo lo que nace.

Cuando brota aún posible, el mensaje 
el que abraza insinuando el camino, entusiasma y desvela,
yo me entrego sedienta
a estar viva y trabajo las horas y bendigo los versos. Pero
crece muy poco y se agota su canto
de antiguo y misterioso aborto. Para siempre.
Vuelvo a caer, ya me conozco. Y me canso durmiendo, exhausta
de no hallar la tarea que se quede conmigo, la razón
de este cuerpo.

Es mi mal. 
Quiero estar en el mundo
y la puerta me engaña.

Tanta cosa que importa veo y tanto
quehacer urgente que conmueve y ésta mi única rueda, loca 
que no gira ni entiende.
Lágrima de ver pasar cada tren que no tomo, donde viaja la gente que vive
y de ver esta nada que a través de los años, es lo único cierto 
que crece conmigo.